Saturday, May 07, 2005

La terquedad de volver

Y no es que sea desechable como el plástico de los vasos, sino que soy desechable como mi alegría , porque te escondes tras máscaras de ausencia y quieres escapar de tu pasado, que aún no logras enterrar y resucitas cada vez que me aparezco.
Por
tu culpa no he dejado la adictiva costumbre de la depresión y si me borras de tu mente saltaré en los charcos en compañía de los sapos que borraran con su ruido tus promesas, romperé mil jardines de rosas y arañaré tu recuerdo con espinas.
Y es que ya no puedo más con este ardor de piel porque las ganas de hurgarte se presentan en exceso y el relámpago del deseo me tiene fugitiva de la realidad; desbordando poco a poco mi odio y mis pasiones.
Y no es que sea maleable como el barro, sino que soy maleable como sólo lo soy entre tus manos. Porque te has convertido en mi desliz favorito aunque peque solo en sueños y no eres tóxico para mis días de soledad y no eres tóxico para mis días de aburrimiento.
Y es que estoy entre Ambar, la muerte y lo podrido. Si escojo la primera no soy ella sin tu nombre derivado, si opto por la segunda; me resulta cotidiano pues me acompaña al sentir que tu ya no estas y si voto por la última es lo mismo que las otras dos añadiéndole un toque de alma pisoteada por tus labios.
Labios asesinos, labios que me intrigan, labios llenos de
euforia, de apatía, de verdad, de soberbia, de cobardía, de duda, de triunfo, de libertad, de locura, de voluptuosidad, de alegría, de timidez, de aburrimiento, de belleza, de mentira, de egoísmo, de deseo, de pena, de generosidad, de pasión, de sombras, de miedo, de angustia, de talento, de olvido, de llanto, llenos de ti, llenos de mi, llenos de todo, de todo menos de amor.
Y es que insisto tanto en la terquedad de volver a escribirte.

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