Se excitan mis venas cada vez que me masturba tu recuerdo y se erizan los vellos de la memoria con el roce de tu mano fantasma. Se deja venir el orgasmo con cada palabra que humecta mi cálido corazón y grito como loca al sentir la punta de tu lengua en el viento suave que roza mi oido. Deja que la calidez de cada beso se diluya en la humedad de la noche y deja que la suavidad de mi cuerpo se funda una vez más en tus ladronas manos, deja que la virginidad de las palabras se pierda en cada gemido y se adultere con cada pisada que das al fondo de mi ser. Tomame en el simple gorgoteo de una taza de café; para poder decir que nos bebimos juntos en un sorber lleno de placer.

Dale chocolate caliente a estas entrañas comelonas que se alimentan con tus besos, dales ese sabor cálido y añejo de la saliva que navega por tu boca y luego ven y vierte sobre mi piel los mil y un sabores a canela que transpiras por momentos.
Y estoy tan feliz que me sumergo en agua templada para recordar los callejones tibios de tu piel.

Recuerdo cada beso tuyo para estas noches frías de invierno y me dan tremendas ganas de regresar a mi patria: tu cuerpo, a mi patria: tu cama.

Enciendeme este fuego asilenciado con el ir y venir de tu pelo sobre mis pechos.