Tantas veces en la inquietud de mi pensamiento solitario te apareces como una sombra luminosa, como una especie de fantasma deambulante que me saca de control. Quisiera acerarme a ti, quisiera hablarte, conocerte y sin embargo no puedo, fantaseo sola esas charlas largas que sólo tendré por minutos a la hora del sueño, fantaseo esa sonrisa de niño en preescolar. No se si mis ideas caleidoscopicas te dejen fluir pronto o si como a algunos otros, te quedarás por cierto tiempo preso entre mis redes; entre esas donde yo sola tejo un mar de telarañas con mis ilusiones. Tengo que decirlo, tengo que decir que detesto tu indiferencia, que detesto la forma en que no me miras, la forma en que no me hablas y ahí sigo presa , estúpida presa de tus acciones, esperando un no se qué de ti. Y es que eres tan adorable que mi cuerpo tiene que concebir nuevas formas para desecharte, se me comienzan a terminar las horas de paciencia y el miedo se apodera poco a poco de mi grande y torpe corazón. Creo que te he empezado a querer, no se de cierto cuando ni como; sólo lo se, creo que he empezado a querer esos días en que no hablamos y esos otros donde una mirada es suficiente para sobrevivir los siguientes 30 sin saber de ti, he empezado a extrañar, a extrañarte a anhelar estar contigo y dialogar, porque eso es lo que más me embruja, tus palabras, ese fue el anzuelo de donde pende ahora mi vida, ese misterio que te escondes por detrás de las orejas, ese caminar lento y agachado, esas palabras que retumban tratando de salir entre tu lengua, esa alma, ese conocimiento, esa persona que eres todo tú, fue lo que me llevo hasta donde estoy ahora.
Y no se si lo sabes, al menos se que lo percibes, que percibes mis ganas estúpidas de encontrarte, de querer estar contigo, de buscar cualquier tonto pretexto para toparte. Quisiera que me abrieras a tajos, que me abrieras más allá de mi cuerpo para que veas en mi interior lo que por ti estoy sintiendo, porque ni yo misma lo se bien. Esto es como un gran libro lleno de puntos, lleno de letras, de signos de exclamación, de interrogación, de paréntesis esperando esas acotaciones que solo tú podrás colocar en mi historia, de puntos suspensivos, de punto final. Creo que soy un poco dramática y que mis sentimientos siempre tienden a fantasear, yo no se cuantas más te hayan querido, cuanto más te hayan ofrecido, yo solo te ofrezco lo que puedo, y eso, soy yo, así sin más ni más solo yo. No se si pueda aguantar así y lo irónico es que no espero ningún cambio, estoy conciente de eso, no espero que me digas nada, ni que cambies tu actitud; al contrario sigue siendo tú, no espero que pase algo entre los dos cuando leas esto, no quiero que cambie nuestra relación. Qué daría por poder decirte todo esto a la cara y sin embargo aquí me tienes haciendo mis sesiones de catarsis impulsivas para gritarle a las letras todo lo que no te puedo decir (hasta ahora), conociéndome se que alguna vez tendré el valor de decírtelo a la cara, pero ese día llegará cuando me sienta yo completa, ¿en qué sentido?, no lo sé. Y ese día, ese día me sentiré liberada, me sentiré libélula. Como dicen por ahí “quise sonreír pero el miedo tiene forma de bozal” y así me pasa, así está ese miedo, oprimiéndome los labios y el alma y tal vez suene estúpido o no sólo suene y lo sea, pero el miedo a veces me gana, creo que es la naturaleza del humano, temerle a lo que lo hace vibrar, temor a adentrarse a ese misterio abierto( ¿lo recuerdas?) ese es mi principal miedo, no saber que es lo que buscas, no saber que es lo que yo puedo complementar/te, miedo a imaginarnos.(juntos). Te quiero
Continuara…
Porque esto es sólo el principio ya mañana será …..
Será ….. y ……….
(el principio de los cuentos utópicos que afloran a las 10 de la noche)
