Y soy lo mismo

"Uno puede llorar hasta con la palabra "excusado" si tiene ganas de llorar" (Jaime Sabines)
Y aquí me tienes otra vez llorandote como siempre, perdida en la noche mientras afuera se escuchan las risas de los vecinos y los coches desfilan uno a uno por mi ventana. Me prometí a mi misma no decaer, pero ya llega diciembre y el aroma a cenas familiares, a abrazos, vacaciones, despedidas y el frío, todo me recuerda tí.
El poco vello de mis piernas se eriza con este sentimiento y la estúpida soledad ha vuelto a declararme la guerra. Ya no soporto tanto silencio porque a pesar de que hay una orquesta tocando a dos cuadras mis oidos no perciben más que el agudo chillido del silencio, por el momento no soy más que fluidos corporales y el deshague aún no ha sido reparado. La verdad te extraño tanto. Amor, parece que te empeñas en no recibir asilo aquí. ¡Ya te dije que el clima no es buen consejero en estos días! espero y entiendas el porqué de mi demencia, de mi apatía; quiero que comprendas mi soledad y que entiendas porque practico las tantas técnicas del siucidio a diario y que entre ellas a la que más acudo, eres tú.
Un cepillo, una cama, el espejo, la ropa interior, un labial, un zapato, ah! como los quiero porque hasta ahora son los únicos que me conocen tal y como soy. Triste, solitaria, egoista, miedosa y a veces no yo.