Saturday, August 20, 2005

Entre las coquetas sombras de la noche me difumino para buscarte y de vez en cuando me pregunto el porqué de mis llantos interminables, esos que se presentan cuando el alma punza, cuando el tímpano dañado no distingue más que tu nombre, cuando me dreno los besos para donártelos y cuando la compañía de unos cuantos se vuelve mi único refugio; cuando pido a gritos la eutanasia, cuando el último grillo cesa de cantar, cuando cae la primera gota de lluvia sobre mi espalda y cuando descubro que mi aliento es producto de tus exhalaciones matutinas.

Y cuento 1 mientras me toco para encontrarte
Y cuento 2 mientras me toco para besarte
Y cuento 3 mientras me toco para vivirme
Y cuento 4 mientras me toco para sanarme
Y cuento 5 mientras me toco para aniquilarte


Me da también un poco de pánico pensar, que el tiempo borrará los surcos que forjaste en mi espíritu, que diluirá poco a poco la saliva aún fresca de mis comisuras y que acabará por matarme una a una las esperanzas de volver, de vivir, de sentir- TE.
Y es que a veces también pienso en la posibilidad de exiliarme de mi cuerpo que es el tuyo, de mis manos que son las tuyas, de mis deseos que son los tuyos, de mi vida que es la tuya.

Y cuento 0 mientras declino en la fosa que hay entre tu pecho y tu sexo.

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