Para irme de ti no hace falta salir corriendo.
Ni cerrarte la puerta, ni taparme los ojos.
A veces la tarde y sus colores azules
me dicen al oido palabras que reconfortan mi espíritu.
No me bastó uno buen despertar a tu lado,
ni los mil kilómetros que recorrimos juntos,
ni la planta que puse en mi recibidor,
no me bastaron las sonrisas que me regalaste.
No nos bastamos y heme aquí escribiendote una ilusión.
Para irme de mi no hace falta huirle a la vida,
ni llorarme entera. Solo cierro los ojos pienso en ti;
y nos vamos olvidando los dos...
...como se olvida, se fuga y se pierde una tímida gota en medio de la lluvia.
Para tí, Almibaradas caricias para esta noche fria.
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