El diablo me posee a ratos.
Me toma detrás de un bar bohemio
y cuando me hace bailar,
cada uno de mis vellos enterrados refleja mi placer.
Exhala los más terribles secretos del infierno
y mi cuerpo se estremece ante tal confesión,
y su aliento llega hasta las uñas de mis pies.
Adoro que me toque con sus manos de fuego,
Adoro que me toque con sus manos de fuego,
que derriten mi decencia, que hierven mi tibieza,
que hacen que me pierda en el arder.
Lucifer me espera tras la esquina y me invita tragos de maldad,
Lucifer me espera tras la esquina y me invita tragos de maldad,
pasamos la noche burlándonos del día,
hablando de ciertas perversiones nocturnas
y cada vez que se escucha el eco de su risa,
el silencio sepulcral se vuelve el más delicioso de los sonidos.
El diablo me posee a ratos.
Se esconde tras mi cuerpo
y cuando quiere salir,
cada uno de mis poros lo libera poco a poco
como quien corta cuerpos con bisturí.